Introducción
Panorámica de la ciudad de Djenné, a orillas del delta interior del río Niger. Los bambara habitaron el valle de este río, desde Bamako hasta los alrededores de Djenné, pero tras el repliegue de los imperios, se formaron en esta zona numerosos pequeños estados gobernados por linajes islamizados.
Mezquita de Bobo-Dioulasso, ciudad de Burkina Faso emplazada junto a las fuentes del Volta, río que en su tramo inicial recibe el nombre de Volta Negro. En las rutas que conducían del Sudán a la selva, se construyeron una serie de principados mercantiles y guerreros como éste de Bobo-Dioulasso.
La costa de Guinea (siglos XVI-XVIII)
Mezquita de Ouadane, Mauritania, la ciudad-etapa de la vía sahariana que conducía al Sudán. Emplazada en el área sahariana, esta ciudad se distingue de las sudanesas por sus construcciones de piedra. Fotografía de François Colin.
Tuareg con un camello. Algunos tuareg fueron desplazados por los árabes y llegaron al Sahara central y occidental (Níger y Mali) y durante siglos controlaron la ruta comercial caravanera del oasis de Ghat a Gao.
El morabito de Temacine de Oskar Kokoschka. El primer conflicto abierto que se produjo a raíz de los enfrentamientos internos en África como consecuencia del tráfico de esclavos se conoce con el nombre de “guerra de los morabitos”.
Kasbah de Taourit, Marruecos. En el siglo XVI, bajo el gobierno de los sadíes, Marruecos experimentó un notable renacimiento ya que éstos, además de expulsar a los portugueses de Agadir, llevaron a cabo la unidad religiosa y política del país. Fotografía de Bjørn Christian Tørrissen.
Mapa del atlas titulado Theatrum mundi, del geógrafo holandés Willem Janszoon Blaeu (1571-1638), que representa toda la Tierra. En África encontramos la costa del golfo de Guinea: a la izquierda, los territorios de la actual Guinea-Bissau, Liberia y Costa de Marfil, donde vivían poblaciones de estructura social tradicional; en el centro, la zona entre Nigeria y Ghana, productora de oro y nuez de cola, y a la derecha, el territorio de la actual Nigeria, el país de los yoruba, donde se desarrollan las civilizaciones de Benin.
Máscara para la ceremonia Gelede de la etnia Yoruba-Nago (Benin, Nigeria y Togo). Muestra una serpiente como símbolo de poder, de las cualidades femeninas y de la vigilancia. Los yorubas alcanzaron un alto grado de perfección artística en sus esculturas de rostros humanos, animales, composiciones abstractas y de grupos de personas que representan escenas de la vida cotidiana o temas legendarios.
El África oriental y austral (siglos XVI-XVIII)
Kuduo, cofrecillo con patas, cuya tapa está adornada con estatuillas, ejemplo del arte ashanti, de Ghana. Los kuduo son pequeños recipientes de cobre o bronce que se utilizaban para contener las ofrendas en las prácticas religiosas. Estaban decorados con elementos geométricos o bien motivos figurativos en relieve o bulto redondo.
Grabado de la obra de Olfert Dapper Naukeurige Beschrijvinge der Afrikaansche Gewesten, de 1668. Representa al rey del Congo, rodeado de sus cortesanos, en el momento de recibir a una embajada europea. Detrás del monarca se observa la inscripción Don Alvari Rix Congo (“Don Álvaro Rey del Congo”); a raíz del contacto con los portugueses, muchos reyes congoleños adoptaron el nombre de Álvaro.
En este capítulo pretendemos acercarnos al África de los siglos modernos. Sin duda, un territorio y un período demasiado extensos como para poder analizarlo en toda su complejidad. Por ello focalizaremos nuestro análisis en tres áreas bien diferenciadas: Sudán, la región de Guinea y el sudeste africano. Tres ámbitos distintos que generaron estructuras políticas, económicas y sociales propias, y que permiten acercarnos a la diversidad de gentes y culturas que confluyeron en el África de los siglos XVI al XVIII.
